El renovado de llantas es uno de los pilares en la estrategia de Michelin a nivel global. Esta práctica es de tal importancia para la economía y el medio ambiente que se encuentra legislada en la mayoría de los países. Sin embargo, en México aún no goza de tanta popularidad debido a que no se han sabido aprovechar las ventajas de los cascos de llantas Premium, como es el caso de la marca francesa.
El índice de renovabilidad en México es de apenas 0.5, frente a países como Estados Unidos (1.2) y Brasil (1.15), aunque el rendimiento del costo por kilómetro se incrementa un 65% si una flota combina llantas nuevas con renovadas respecto al uso exclusivo de neumáticos originales. Además, existe una serie de mitos alrededor del renovado, los cuales no son del todo reales. Entre ellos se encuentran:
El renovado falla en zonas, ciudades o regiones donde hace mucho calor. Lo primero que hay que entender es que temperatura es muy diferente al calor. En este caso, el tipo de calor que afecta a una llanta renovada es el que se genera al interior de la misma o cuando el vehículo frena, no la temperatura ambiental.
Cada 10 ⁰C de cambio en la temperatura ambiente provocan 1 psi de cambio en la presión de la llanta, así que un neumático renovado puede rendir de manera óptima en zonas de calor extremo como Mexicali, Villahermosa o Hermosillo.
El renovado no es seguro como la llanta nueva. De acuerdo con los expertos de Michelin, entre el 60 y 70% de los aviones usan llantas renovadas. Asimismo, la mayor parte del autotransporte de pasajeros foráneo utiliza llantas renovadas, lo confirma que el renovado es tan seguro como una llanta nueva, cuando se realiza de acuerdo a lo que marcan las normas de industria y el casco está en condiciones de renovarse.
Cabe destacar que en México hay flotas de autobuses que tienen un promedio del 60% de su parque vehicular con llantas nuevas y el 40% de renovado. También hay casos de grandes flotas que buscan, cuando menos, que el 50% de su parque vehicular circule con llantas renovadas, lo que se traduce en ahorros en la parte operativa.
Todos los “lagartos” que vemos en la carretera son de renovado. Los famosos “lagartos” se deben a que la llanta se sobrecargó, es decir, se superó la capacidad máxima de carga para la que fue diseñada y esto puede ocurrir con un neumático nuevo o renovado. Otra causa es cuando la llanta sufre una penetración que daña la estructura y hace que se desprenda la banda.
Las llantas sólo se pueden renovar una vez. Si el casco cumple las condiciones, se puede renovar muchas veces. El número de renovados va a depender del uso que tenga la llanta, por lo que tendrán que tomarse en cuenta factores como la ruta, aplicación, kilometraje recorrido, velocidad y horas de conducción, toneladas que soportan y la propia edad del neumático.
Eso sí, no se recomienda renovar un casco que operó en rutas muy demandantes. Sin embargo, en este caso pueden renovarse y destinarse a otras aplicaciones que no generen tanto calor en el neumático, como pueden ser usos urbanos y fuera de carretera. En estos casos se han alcanzado ¡hasta nueve renovaciones!
No hay ningún estándar que controle la calidad y seguridad de los renovados. En el caso de Michelin, y al igual que en Europa, Estados Unidos y Canadá, las plantas MRT en México operan bajo un esquema de franquicia, lo que permite regular y estandarizar todos los procesos.
La llantera de origen francés cuenta con sistemas de control de calidad que son supervisados con la finalidad de mantener un estándar. Asimismo, sus operadores requieren estar certificados y evaluados, al igual que el producto.
Todos los renovados son iguales. Sí hay diferencia entre los renovados; la diferencia la hacen los compuestos. Michelin, además de incluir en su propuesta de valor un proceso automatizado, operadores certificados, analizador integral de cascos y auditoría de calidad en el proceso, cuenta con un sistema de pre-balanceo del renovado y compuesto de hule de llanta nueva, algo de lo que carecen sus competidores. (Rafael Cervantes Flores)
