Juan Carlos Cuevas, entre los nuevos motores del autotransporte

Uno de los factores de mayor peso para hacer merecedor de los Premios Ryder es la seguridad, sin importar el tamaño de la empresa. Este año, uno de estos casos fue el de Juan Carlos Cuevas Benítez, quien inició su propia compañía hace apenas siete años y cuya sociedad con Ryder se remonta a hace dos, con las cuentas importantes como la de Diageo, lo que significa el 50 % de sus operaciones.

Con operaciones en el sureste del país, el empresario transportista admite que la inseguridad indudablemente afecta a a la industria, sobre todo en esta región. Para evitarla, junto con su equipo comenzó a seleccionar ciertos horarios y rutas, estrategia que le ha dado resultado; hasta el momento no ha tenido ningún problema, además de contar con el respaldo de la Policía Federal.

 

Juan Carlos Cuevas Benítez decidió cristalizar su sueño y comenzar su propia compañía de transporte.

 

Originario de Coatzacoalcos, algo que tiene claro es que para trabajar con Ryder es indispensable la seguridad, con unidades cumplan con los requisitos solicitados por los clientes. Actualmente cuenta con una flota de seis unidades, las cuales trabajan noche y día para producir el doble, todo con base en la operación y el personal, ya que sin su gente no podrían obtener la calificación que obtuvieron.

Al respecto, hay operadores que Juan Carlos conoce desde pequeño, así como otros que, provenientes de otra empresa, optaron por irse a trabajar con él. La relación con su equipo es muy cercana; comenzó a viajar con ellos para entender sus necesidades y todo por lo que pasan, si comen, duermen o se pierden días festivos o fechas importantes con sus familias. A ellos les debe que funcione su compañía y a la gente administrativa, el factor humano en su labor es indispensable. “Si yo estoy bien, mis trabajadores tienen que estar mejor”, afirma.

 

En la pasada edición de los Premios Ryder, Juan Carlos fue reconocido en la categoría AA.

 

Una ruta difícil

El camino por el cual Juan Carlos se decidió a incursionar en el negocio del autotransporte se remonta en el tiempo. Desde pequeño le llamó la atención, comenzó a trabajar en una bodega muy cerca de donde vivía y en vacaciones iba a pedir trabajo al lugar. Ahí observaba los camiones y se dijo a sí mismo “Algún día”.

Fue en ese momento que se dio cuenta de que podía tener unidades propias. Sin embargo, primero tuvo que agarrar experiencia. Sus pininos los hizo en Querétaro y Puebla. Fungió como encargado de almacén y también como coordinador de tráfico en dos empresas, todo un proceso de aprendizaje que se capitalizó cuando decidió hacer su sueño realidad.

 

Su familia ha sido un pilar muy importante para cristalizar sus objetivos.

 

Un gran reto al que se enfrentó fue la cuestión económica; pero gracias a su dedicación para ahorrar, algunos préstamos, una buena administración y el apoyo familiar, las operaciones fueron concretándose y con ello llegaron los primeros clientes.

“Muchas personas dicen que el autotransporte no es negocio. Pero si lo intentas y te gusta estar ahí las 24 horas, los 365 días del año, junto con una buena administración, es un negocio redituable. Hace un año vine y el ver a los grandes empresarios de esta industria que ya tienen tiempo me motivo a seguir adelante. Eso sólo se logra trabando”, remata el joven transportista. (Redacción Autotransporte)

Comentarios

edición Autor