Una estrella por los caminos del sur

ACAPULCO, GRO. – Apasionado por los autobuses y los viajes, sus venas son la carretera. El ejemplo de su padre, al que siempre veía al frente de un volante, fue el motor que le impulsó a seguir su ruta, en la que lleva ya 29 años, y donde una estrella, como ocurrió con los antiguos navegantes, le ha servido de guía por los caminos del sur.

“Yo vengo de familia de conductor. Mi padre estuvo 37 años en Flecha Roja. Yo nada más estudié hasta la secundaria y le dije a mi papá que quería serlo. Él me dijo que no, que ya había muchos operadores, pero pues ya no quise estudiar y eso fue lo que me trajo por acá, las raíces de mi padre”, recuerda Ovanion Humberto Vargas Cegueda, operador de la línea Estrella de Oro desde hace 12 años.

Originario de Coyuca de Benítez, Guerrero, pero con base en la Ciudad de México, Ovanion inició en el servicio ordinario Los Galgos, donde cada año fue en ascenso. Hoy tiene un lustro trabajando en Estrella de Oro Diamante, el servicio de lujo de la empresa. Sus principales rutas son México-Acapulco, Acapulco-Veracruz, México-Taxco, México-Chilpancingo y México-Zihuatanejo.

De todos esos roles, el que más disfruta es el Acapulco-Veracruz, un viaje de 12 horas que requiere de dos conductores y pasa por las ciudades de Cuernavaca y Xalapa antes de llegar al puerto, donde hay la chance de permanecer todo un día para conocer. Además, la compañía les brinda instalaciones para su descanso y esparcimiento.

El servicio Diamante de Estrella de Oro se modernizó con autobuses Volvo 9800.

Ovanion se concentra, se concientiza de que va a llegar a su destino sin ningún percance. Por las noches se acuerda de la familia, “más cuando está lloviendo, que hay peligro. Pero atender a la gente, darle un buen servicio es mi pasión”, reconoce. De ahí que se enorgullezca cuando al llegar a la terminal algún pasajero le agradezca con un “es usted muy buen conductor, nos trajo con bien”.

Para ello, Ovanion, como el resto de sus compañeros, toma varios cursos al año, que incluyen desde aprender a operar una unidad con tecnología nueva hasta manejo a la defensiva y cuidado de otros vehículos en carretera, que muchas veces no dan el paso a los vehículos grandes o se meten entre ellos sin tomar precauciones o distancia.

Autobuses legendarios

Su padre fue quien le enseñó a conducir autobuses, a ratitos, “dándole las tres”, como se dice coloquialmente. Ovanion se forjó en los legendarios DINA Olímpico y los MASA Somex y Premier, modelos que forman parte de una rica historia en el autotransporte de pasajeros en México. “Ahí inicié yo, en esos carros que eran con palanca de velocidades, eran puros muelles ¡llegabas todo golpeado de los riñones!”, rememora.

Fue entonces que llegó a Estrella Blanca, en una época en que el mercado de buses conoció nuevas tecnologías y modelos. Así, se puso al volante de autobuses como el Marcopolo Viaggio 1000 y el Dorado de DINA; más tarde, ya en Estrella de Oro, conocería el Turiclass de Mercedes-Benz, hasta llegar a los 9700 y 9800 de Volvo. Todos ellos los recuerda por su fácil conducción.

Ovanion se reconoce como un apasionado de los autobuses y los viajes.

Comodidad para pasajeros y operador

Impecablemente vestido, con un traje color gris y una placa con su nombre, se muestra complacido en mostrar a los asistentes a una feria de turismo los atributos de su portable, el cual cuenta con asientos tipo cama, pantallas individuales, Internet y almohadas, entre otros lujos. Cortésmente, los invita a bordo de uno de estos nuevos buses Volvo 9800 que forman parte de la renovación vehicular de Estrella de Oro.

Pero la comodidad no es sólo para los pasajeros. Ovanion presume la tecnología de su autobús, el cual le permite una conducción más fácil, al contar con una transmisión automatizada I-Shift de 12 velocidades, volante ajustable, sensor de proximidad, sistema de seguimiento de carril, suspensión neumática, además de un amplio camarote con aire acondicionado para las horas de descanso.

Finalmente, Ovanion platica de su familia, que experimenta sentimientos encontrados ante su profesión. Hay orgullo por el titánico esfuerzo que significa dirigir un imponente autobús de 14 metros, pero también tristeza porque solo está cuatro días al mes con su familia, más los 16 días de vacaciones que le corresponden por su antigüedad. Sin embargo, admite que su anhelo siempre fue pertenecer a Estrella de Oro. “Toda mi vida ha sido el volante”, concluye con una sonrisa. (Rafael Cervantes Flores)

Ovanion decidió seguir los pasos de su padre y también se puso al frente de un volante.

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